Buenas tardes.
Hoy voy a hablaros de la terraza de un salón de té, El Jardín Secreto de Salvador Bachiller, que tuve ocasión de conocer el pasado lunes festivo.
Seguro que muchos ya habéis estado, yo hace mucho tiempo que tenía ganas de ir, pero hasta esta semana no habíamos encontrado ocasión para conocerlo. Se trata de una acogedora cafetería, con una decoración que cuida hasta el más mínimo detalle, que tiene en su terraza un auténtico jardín, en la azotea de uno de los edificios de la calle Montera, peatonal, y en la que no imaginaría un lugar así.
Cuando entras en la tienda a pie de calle de Salvador Bachiller, es difícil pensar que en la planta 4ª puedes encontrar un sitio tan especial para tomar un té, cocktail o como en mi caso para tomar el brunch.
Tenía muchas ganas de ir, porque además de estra recomendado en guías y revistas que suelo leer, me había hablado de él una persona de esas que la vida te pone delante en una situación inesperada, para demostrarte que más allá de las prisas a las que estamos acostumbrados la mayoría de madrileños de cuna o de acogida que nos tenemos que enfrentar cada mañana con el atasco, o con el tumulto de gente del metro ( como fue en aquella situación), para llegar a tiempo a nuestros trabajos o lugares de estudio, siempre hay buenas personas dispuestas a renunciar a unos minutos de su preciado tiempo para tenderte una mano cuando lo necesitas, aún sin conocerte. En mi caso sufrí varios mareos y bajadas de glucosa cuando estaba embarazada, que dificultaban mi camino en metro por las mañanas dirección al trabajo, y en uno de ellos conocí a Cristina, una chica que se ofreció a ayudarme y acompañarme mientras fuera necesario, preocupándose por mí después, la verdad es que aparte de su teléfono, que me dio por si necesitaba algo, y que es encantadora, poco más conozco de ella, y aún así le estaré siempre agadecida por ayudarme ese día.
No me enrollo más, como ya te dije Cristina, ya había oido hablar del Jardín Secreto de Salvador Bachiller, pero el lunes que tuve ocasión de ir por fin, me acordé de tí.
Volviendo al sitio en cuestión, quizás puedas encontrar muchas cafeterías bonitas como esta en Madrid, y tomar algo en jardines igual de cuidados, pero no con una localización similar.
Sentarte en el jardín merece la pena, pero incrementa el las consumiciones en un 20%. El brunch que pedí incluía un té a elegir entre las múltiples variedades de la carta, una bebida, un plato dulce (yo elegí un yogurt con galleta y frutos rojos) y un plato salado (que en mi caso fueron crepes de salmón). Para comer las opciones no son demasiadas, pero sí variadas, podías pedir desde una ración de jamón ibérico, a un tartar o a una hamburguesa de carne de kobé, y es la única franja del día en la que admiten reservas, lo cual se agradece porque no para de llegar gente y para conseguir sitio dependes de tener la suerte de llegar cuando queda una mesa libre.
Todo el menaje, vajillas, vasos, manteles y demás se encuentran a la venta en una de las plantas de abajo, y son una verdadera preciosidad.
En cuanto al precio no es barato, pero sí razonable por lo especial del sitio, así que si algún día paseando por la calle Montera decidís entrar en la tienda de Salvador Bachiller situada en el número 37, no dudéis en subir hasta la última planta a conocer su Jardín Secreto y tomar algo.
Os dejo algunas fotos en las que también se puede ver el vestido de cuadros que estrenaba Baby Alejandra de Aiana Larocca, del que había subido una foto en Instagram.
¡Hasta el próximo post!